El mes de julio de 2023 se sitúa como el más caluroso jamás registrado a escala global, según la Organización Meteorológica Mundial y el Servicio del Cambio Climático Copernicus.  Se han batido récords en temperaturas en todo el mundo: 52,2º en Turpan, China o 53º en el Valle de la Muerte, Estados Unidos. En Grecia están sufriendo la ola de calor más larga de su historia: 19 días con temperaturas superiores a 39º, lo que ha provocado una oleada de incendios en el país.

Según los datos históricos de las temperaturas máximas que recopila la Agencia Estatal de Meteorología,  en España el 2023 está siendo el año más caluroso desde que hay registros en 16 provincias, y el segundo más cálido en otras 8.  En Granada, Cuenca y Girona las máximas de lo que llevamos de año están 2,7ºC por encima de la media. Sin ir más lejos, el 18 de julio se alcanzaron los 45,4º en Figueras. Son datos que asustan, sobre todo si tenemos en cuenta que puede que sea el verano más fresco de nuestras vidas. 

La adaptación, clave en el nuevo escenario político

El verano de 2022, abrió los ojos a la ciudadanía sobre la vulnerabilidad de nuestras vidas cotidianas ante eventos meteorológicos extremos: 11.324 muertes atribuidas al calor, el segundo país de Europa con más fallecidos, como publicó el Instituto de Salud Global de Barcelona. Según Protección Civil, entre las consecuencias para la salud de la exposición a altas temperaturas encontramos calambres, deshidratación, golpes de calor… siendo las personas mayores, los niños pequeños y los enfermos crónicos las personas más vulnerables. 

Tras las elecciones generales del 23J se abre un escenario con la oportunidad de promover la adaptación al cambio climático, impulsando medidas que mejoren la calidad de vida de las personas.

Librarse al fresco de las “islas de calor”

En las urbes se da el efecto de la “isla de calor”, un fenómeno que hace que la temperatura suba en las ciudades y alrededores, especialmente por la noche. Se debe a las estructuras propias de las mismas, como el asfalto o los grandes edificios, que absorben mucho calor y lo liberan lentamente.

Para adaptarse a las altas temperaturas, las ciudades españolas están comenzando a tomar medidas impulsando diferentes iniciativas. Una de ellas es la creación de refugios climáticos, espacios frescos tanto interiores como exteriores, que se caracterizan por ser zonas frescas y que están habilitados para ayudar a la población a sobrellevar el calor. Pueden ser desde parques o jardines a escuelas, museos o bibliotecas. Un caso llamativo en España es el de Girona, que ha habilitado la parte subterránea de su catedral como espacio para refugiarse del calor. Barcelona es una ciudad pionera en Europa en la implantación de estos refugios climáticos, contando con más de 200 infraestructuras.

Otra medida que se puede adoptar para adaptarse al calor es reverdecer las ciudades. Un estudio del Instituto de Salud Global de Barcelona ha demostrado que vivir cerca de zonas verdes mejora tanto   la salud tanto como la mental. Además, las zonas verdes no solo ayudan a suavizar las temperaturas de las ciudades y crear espacios de sombra, sino que también captan CO2 y liberan oxígeno. Un ejemplo de iniciativa en esta línea es el caso de París, que cuenta con un plan para transformar los patios de los colegios en “islas de frío”, cubriéndolos de vegetación y cambiando los materiales existentes por otros que sean permeables. 

Tal y como explica El País en un artículo sobre cómo adaptar las ciudades al calor extremo, en la ciudad de Los Ángeles se realizó el experimento de pintar el asfalto de varias calles de color blanco, con el objetivo de reducir la temperatura que este material puede alcanzar con el calor. El resultado: hasta cinco grados Celsius menos en las áreas que habían sido pintadas. 

Volviendo a España, en las ciudades del sur, como Sevilla, Málaga o Córdoba, hacen uso de toldos en sus calles que tapen el sol para que los ciudadanos puedan pasear a la sombra. Otras, como Zaragoza, ponen a disposición de la población una app que indica en qué calles hay sombra en ese momento del día, así como la localización de las fuentes disponibles. 

El pasado 18 de julio el Gobierno aprobó la creación del Observatorio de Salud y Cambio Climático, un organismo que nace de la necesidad de abordar el impacto que tiene el cambio climático en la salud. Su función es la de “apoyar el análisis, diagnóstico, evaluación y seguimiento de los efectos de la emergencia climática en la salud”. 

Pacto País para la Adaptación al Cambio Climático

Por la importancia que tienen las consecuencias de la emergencia climática en la salud de las personas, es cada día es más necesario impulsar un Pacto País para la Adaptación, que integre a toda la sociedad civil y organizaciones sean del tipo que sean. Pero también un acuerdo político, donde todos las formaciones encuentren un compromiso común para adaptarse y evitar los daños del cambio climático, promoviendo una agenda de adaptación que beneficie a toda la sociedad.

El tiempo apremia. Es la hora de un esfuerzo común para defender nuestro patrimonio compartido y asegurar el presente y el futuro de nuestro país. Adhiérete al Pacto País aquí. Diferentes sectores urbanos y rurales; empresariales, de organizaciones profesionales, sindicales y sociales; agrarios, industriales, de turismo y de servicios; financieros y de seguros; científicos, académicos y educativos; de salud y ambientales; de cooperación y de integración social; culturales y religiosas; de mujeres; de infancia, de jóvenes y de mayores y diversos partidos políticos ya lo han hecho.

Contacte

Si desea ponerse en contacto con nosotros, envíenos un mensaje y le contestaremos lo antes posible.
[contact-form-7 id="5208"]