La necesidad de una transición cultural para la recuperación sostenible

El Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia impulsado por el Gobierno de España a través de los fondos Next Generation va a focalizarse, en su mayor parte, en proyectos de inversión (tecnología, infraestructuras…). Una decisión lógica debido a su capacidad para la recuperación económica.

Sin embargo, la creación de una Europa neutra en carbono exige ir más allá y acompañar la transición tecnológica de otra normativa y otra cultural. Esta última suele ser la gran olvidada hasta que una crisis, como lo fue la irrupción de los chalecos amarillos en Francia o la desconexión entre las grandes ciudades de Estados Unidos y la América profunda, revela que la cultura tiene un papel condicionante sobre lo que una sociedad puede llegar a hacer.

Por ello, desde el Manifiesto Por una Recuperación Sostenible hemos reunido el apoyo de cerca de 60 personas relacionadas con los ámbitos de la sostenibilidad, la creación cultural y el conocimiento para trasladar a las altas instituciones del país* dos propuestas relacionadas con la salida sostenible de la actual crisis que estamos atravesando:

  • Incorporar en los proyectos de inversión y transformación de la tecnosfera de nuestro país acciones dirigidas a propiciar los cambios culturales de hábitos y prácticas sociales. El objetivo final: que la transición ecológica adquiera profundidad y velocidad.
  • Promover la transición cultural para impulsar un cambio de hábitos en la población, de modo que se favorezca su implicación en el proceso de transformación sostenible.

La primera idea responde a la necesidad de incentivar y facilitar la colaboración de los actores clave del mundo empresarial, instituciones públicas, entidades financieras y organizaciones de la sociedad civil en la realización de proyectos que puedan provocar un cambio sistémico, acelerando el camino marcado por la Agenda 2030.

La segunda persigue una seducción masiva de la ciudadanía para que se implique activamente e incorpore nuevos hábitos sostenibles. Sin esta transformación, los cambios en los activos inmobiliarios y mobiliarios resultarán claramente insuficientes y, muy posiblemente, los conflictos derivados de esa incomprensión cultural generen un bloqueo social.

Estas sugerencias pueden contribuir a potenciar el “enfoque de misiones” que está impulsando la Unión Europea, puesto que ayudarían a crear las plataformas de colaboración entre actores necesarias para alcanzar los grandes retos que España y Europa se han marcado. Además, están alineadas con el Real Decreto-ley 36/2020, en cuyo artículo 8.3.e) se dice que es imprescindible crear plataformas de innovación y co-creación entre el sector público, el privado, el social y el mundo del conocimiento, de forma que trabajen conjuntamente las diferentes miradas y saberes en torno al desafío común de la sostenibilidad.

Por otro lado, cabe recordar que en el año 2019 se emitieron en España 323 millones de toneladas equivalentes de carbono, según el Instituto Nacional de Estadística (INE). Una gran parte de ellas, más de la mitad, provenía de lo que se denomina emisiones difusas, que son aquellas no localizadas y, por tanto, difíciles de controlar. La mayoría de las emisiones vinculadas con el día a día de los ciudadanos se ubican aquí, y no se están reduciendo lo debido.

Para acabar con esta problemática, se necesita un cambio de las prácticas de la mayoría de la población. Si no se modifican los hábitos, no fructificarán de verdad ni los cambios normativos ni los tecnológicos. Transformaciones como la movilidad sostenible, la rehabilitación de barrios y viviendas, la economía circular, los tejados solares… no se generalizarán si la ciudadanía no entiende qué hay detrás de estas propuestas ni participa activamente en su despliegue.

Por todo esto, es vital que una parte de los recursos que la Unión Europea va a invertir en la modernización de la economía española se destine a una transición cultural que facilite y acelera la implicación del conjunto de la sociedad en la recuperación sostenible.

*Estas propuestas se han trasladado en una carta formal a:

  • Pablo Iglesias, vicepresidente segundo y ministro de Derechos Sociales y Agenda 2030
  • Nadia Calviño, vicepresidenta tercera y ministra de Asuntos Económicos y Transformación Digital
  • Teresa Ribera, vicepresidenta cuarta del Gobierno y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico
  • José Manuel Rodríguez Uribes, ministro de Cultura y Deporte
  • Hugo Morán, secretario de Estado de Medio Ambiente
  • Sara Aagesen, secretaria de Estado de Energía
  • Iván Redondo, jefe del Gabinete de la Presidencia del Gobierno
  • Manuel de la Rocha, secretario general del departamento de Asuntos Económicos y G20 en el Gabinete de la Presidencia del Gobierno

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