Hacia una digitalización humanista

Una gestión sostenible de los fondos para la reconstrucción europea contribuirá a transformar el escenario gris que está dejando la pandemia por uno más verde que invierta en una transición ecológica justa y la digitalización. Sobre estos dos vectores claves van destinados el 70% de los “Next Generation” y por tanto, el mismo porcentaje del 70% de los objetivos de este plan de contribuir con 2,5 al PIB y de crear 800.000 puestos de trabajo, casi los mismos habitantes que tiene Valencia, la tercera ciudad más grande de España. Unos datos positivos si a la digitalización también se le añaden los adjetivos “sostenible” y “justa”. Entre los objetivos de digitalización destacan el de aumentar la facturación de las pymes por comercio electrónico y garantizar que la mitad de los servicios públicos sean accesibles por el móvil. El plan de conectividad y estrategias digitales, la tecnología móvil 5G y la inteligencia artificial aprobados a finales del pasado año, también están contemplados en esta recuperación que requiere un enfoque humanista para no poner en riesgo la oportunidad de crear un modelo justo, inclusivo y sostenible.

El 40’5 % de las personas mayores nunca ha accedido a internet
El 2020 supuso un salto hacia la digitalización que demandó un cambio de hábitos. Las herramientas digitales facilitaron alcanzar la llamada nueva normalidad. Sin embargo, el 40’5 % de las personas mayores asegura que nunca ha accedido a internet según el barómetro de la Unión Democrática de Pensionistas y Jubilados de España (UPD).
Otras brechas digitales se producen en el ámbito educativo. Primero fue la falta de recursos tecnológicos en centros de enseñanza para profesores y alumnos y después, la escasez de conocimientos digitales de las familias de los colegios más desfavorecidos. Como muestra un estudio elaborado por la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción (FAD) y la Fundación BBVA, este hecho afecta al rendimiento de los alumnos. Incluso el Fondo Monetario Internacional (FMI) apuesta por una sociedad más digital que defienda “la revolución inclusiva” o lo que es lo mismo, un crecimiento que combata la desigualdad. En este sentido, esta apuesta por la digitalización y tecnología como llave hacia la puerta de la recuperación, tiene que ir unida a solucionar los problemas sociales y ambientales de estos procesos de digitalización que integran a través de la microelectrónica, robótica, las telecomunicaciones, la arquitectura de ordenadores, el software o big data, la inteligencia artificial e Internet. Solo de esta forma, se podrá combatir la brecha digital entre las personas más vulnerables y la reducción del 43% de las plantillas por la implantación tecnológica como indica el Foro Económico Mundial en “El futuro de los trabajos”. Según este estudio, la pandemia ha acelerado la automatización y solo un 34% de las empresas reforzarían el personal. Además, la presencia de mujeres en labores de digitalización es menor. El teletrabajo y el sector servicios que engloba la educación, salud, los cuidados o el comercio y transporte, también se verían afectados por esta reducción.

11 millones de euros para la digitalización
Con el anuncio del Gobierno de los más de 11 millones destinados hasta 2025 para fomentar la transformación digital de las PYMES y las administraciones públicas y aumentar las competencias digitales de los ciudadanos, el Presidente del Gobierno afirmaba que “la tecnología también impulsa democracias más justas y una convivencia mucho más fuerte y asentada. Impulsa cambios, impulsa transformaciones para mejorar nuestras democracias y el conjunto de nuestras sociedades”. De esta asignatura transversal también dependen el resto de los ejes del Plan basados en la emergencia climática, la igualdad de género y la cohesión social y territorial. En esta dirección, dentro del contexto que deja la pandemia, la digitalización será humanista o no será. Como vía para la recuperación tiene un efecto directo en la modernización y el tejido industrial y empresarial de todos los sectores pero solo si es sostenible y justa, obtendrá un impacto positivo en la sociedad y la economía.