Estaciones de Servicio: parte del problema, parte de la solución

Las Estaciones de Servicio, conocidas habitualmente como “gasolineras”, son un ejemplo de sector que tiene que avanzar hacia una transición justa, verde y económicamente sostenible. Y me refiero especialmente a aquellas estaciones que son gestionadas por pymes o autónomos, muchas de ellas alejadas de las grandes ciudades, una gran proporción de la red española actual.

Es difícil transformar tu actividad empresarial principal con la velocidad y recursos necesarios para no fracasar en el intento, especialmente cuando se es pyme. Tan malo es adelantarse en exceso sin atender a la demanda que “te da de comer” en el día a día, como no estar preparado para incorporar los productos o servicios que las nuevas generaciones te van a solicitar pasado mañana. Ya le pasó a Kodak.

Las Estaciones de Servicio son buenas candidatas para suministrar energías sin emisiones a vehículos, como la electricidad y el hidrógeno verdes:

  • Están estratégicamente situadas.
  • Tienen vocación de servicio a la movilidad y a las necesidades del viajero.
  • Desempeñan un servicio público y esencial, especialmente importante en las zonas más despobladas.
  • Generan empleo: unos 50.000 puestos de trabajo directos en nuestro país.

Pero en la actualidad, la mayor parte de las inversiones posibles que se están realizando siguen siendo destinadas al suministro de combustibles fósiles, por 2 motivos principales:

  1. La mayor parte de la demanda actual es de combustibles fósiles.
  2. Tienen que cumplir las cada vez más exigentes normativas medioambientales y de seguridad, incorporando o sustituyendo equipos e instalaciones para evitar posibles contaminaciones o accidentes de hidrocarburos.

Teniendo en cuenta todas estas circunstancias, para una transición energética es esencial la incorporación de nuevos puntos de carga rápida para vehículos eléctricos (VE), contando con la red existente. Lo del huevo o la gallina: sin puntos de carga la gente no comprará VE. Es necesario realizar ya inversiones en una red de electrolineras para que despegue el VE, pero el retorno económico no es inmediato, sino lento e incierto. No llega al 1% el parque de VE en España.  Por tanto, hay que estar seguros de acompasar oferta y demanda, sin frustrar expectativas en ninguna de las partes, lo que sería fatal para conseguir los objetivos deseados.

El Proyecto de Ley de Cambio Climático y Transición Energética contempla el despliegue de infraestructuras de recarga rápida para VE, con unos plazos de obligado cumplimiento para determinadas Estaciones de Servicio. El criterio de selección de éstas se fundamenta, según el Proyecto de Ley, en el mayor volumen de venta de litros de carburante. Pero este criterio puede llevar a situar gran cantidad de puntos de carga en las zonas de frontera de nuestro país donde los camiones llenan sus depósitos, o en las estaciones del centro de las ciudades donde existen alternativas de carga urbana o domiciliaria, dejando desabastecidas rutas interurbanas de carreteras o rurales de la España vaciada, donde es realmente importante garantizar el suministro. Parece más lógico establecer la localización de estos puntos de recarga en estaciones cada X kilómetros, asegurando mallar toda la red de carreteras para evitar desabastecimiento.

En definitiva: utilizar criterios razonables tanto desde el punto de vista económico (fondos europeos) como estratégico con un sector existente que es una parte del problema en el cambio climático, pero también parte de la solución.

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